miércoles, 18 de enero de 2017

UN MATRIMONIO

En el dormitorio huele a ronquido rancio, a respiración fermentada, a aires estomacales del cocido que nos hemos zampado en la cena; butifarra, panceta, pies de cerdo y falda de ternera. Comida calórica; ideal para combatir el frío. Mi marido se ha dormido enseguida y sus resuellos han creado un ambiente bastante repulsivo. No sé si podré  descansar junto a él en esa cama infecta, apoyando mi cabeza sobre ese cojín bañado de babas. Me meto sigilosa en mi banda derecha y no tarda nada en notar mí presencia. Se coge a mí. No se suelta. ¡Socorro! Algo fétido retruena.   

No hay comentarios:

Publicar un comentario