Hay una buena mierda montada en este territorio de pedos. Todos se
cagan en todo. Los más pedorros se manifiestan en grandes avenidas para soltar
ventosidades y flatulencias pestilentes. Los que van vestidos de caqui, los que
ponen orden, más bien infectan; descargan sus zurullos compactos que golpean. Y
los que van en corbata, no cabe duda, se van pata abajo en su trono impoluto. ¡Vaya
cagada han montado! Tanta deposición engendra alimañas, seres inmundos que
escupen boñigas; se engendran montañas de heces, situaciones podridas y fétidas
que no dejan ver nada. Pero hay que seguir en la contienda, luchar por un diálogo
de mierda, para vivir en la inmundicia y acabar enterrados en una tierra
abonada de estiércol.
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