domingo, 3 de diciembre de 2017

LA CAJITA

La mujer que estoy encantado de conocer es una de esas personas en peligro de extinción que da gracias por todo. Da gracias a la luz que entra por la ventana cada día; a las flores que le alegran la vista; a los pájaros que trinan y hacen cabriolas en el cielo; a las nubes por su lluvia; a sus hijos, a sus nietos, a la gente; a todo aquello que le da bienestar. Es positiva, no cabe duda, y esa espiritualidad con la que ha nacido hace que enarbole su fe como una bandera; porque su bondad, lejos de ser una postura simplona, hace que pueda soportar las adversidades. Hoy la he oído hablar sola. Se dirigía a la cajita que tiene sobre la cómoda. En ella ha ido guardando los dientes que le han ido cayendo. Concretamente hablaba a una pieza medio podrida que acababa de introducir. Y decía: «Querida muela, te doy gracias por aguantar en mi boca todo este tiempo».

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