jueves, 22 de febrero de 2018

EL DILEMA


Después de darle muchas vueltas a la cabeza, lanzo una moneda para decidirme por una de las dos opciones. Decido solucionar el dilema con calderilla, sí, con una monedita de dos céntimos; no tengo nada más en la cartera. La coloco sobre la uña de mi pulgar derecho y, ayudado por la yema de mi dedo índice, la impulso hacia arriba. La sigo con la mirada. Al caer al suelo no hace ni ruido, se queda de canto y va rodando por la cocina hasta que se detiene debajo de la mesa donde desayuno. Aguanta ahí, de pie, sin determinarse.

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